viernes, 11 de julio de 2014

EL FÚTBOL NO LE DEBE UN MUNDIAL A ESTA HOLANDA

Es habitual escuchar a no pocos aficionados afirmar que el fútbol le debe un Mundial a Holanda. La aseveración tuvo su sentido durante varias décadas pero, lamentablemente para este deporte, en julio de 2010 dejó de tenerlo. El fútbol no le debe nada  en absoluto a esta selección de los Países Bajos, y que quede bien resaltado el demostrativo esta.

Quienes claman por un título para la Oranje guardan en la memoria la Naranja Mecánica que asombró al planeta en el Mundial 74. El fútbol total que Rinus Michels ideó y Johan Cruyff plasmó sobre el terreno de juego se ganó la admiración por los siglos de los siglos pese a su derrota en la final ante la Alemania Federal de Beckenbauer. Pocas verdades en el fútbol son más indiscutibles, si es que las hay.



Michels regresó al banquillo de los tulipanes en los ochenta y alumbró otro equipo de leyenda que esta vez, además de convencer, fue capaz de vencer. Con jugadores de gran talento como Gullit, Van Basten, Rijkaard y Koeman, el conjunto neerlandés ganó la Eurocopa 88 en suelo alemán, el mismo territorio donde había caído frente a la anfitriona 14 años antes. En esta ocasión, se tomó la revancha en semifinales gracias a un gol de Van Basten, que repitió diana con una espectacular volea en la final contra la URSS.




En las décadas posteriores llegaron Bergkamp, Seedorf, Kluivert, Davids, Van Nistelrooy y un largo etcétera de futbolistas que bien merecieron llevar a su país a la cumbre ganando un Mundial. Sin embargo, en 2010, los neerlandeses optaron por traicionar su propia historia. Por fortuna, el disparo les salió por la culata. La imagen a continuación resume el fútbol desplegado por Holanda en la final del Mundial de Sudáfrica.



Una Oranje irreconocible, marrullera y barriobajera incluso en sus declaraciones tras aquel partido jugado tal día como hoy contra España, borró de un plumazo el legado del fútbol total. En Brasil 2014, con Louis van Gaal al frente, el combinado de los Países Bajos mejoró su imagen, pero de forma muy ligera. Su actitud, entre tramposa y conservadora en las rondas eliminatorias, especialmente en la semifinal contra Argentina, reduce las esperanzas de que los tulipanes recuperen el juego que los hizo legendarios.

Quizá cuando ya no quede en su selección ni uno solo de los participantes en la escabechina de Johannesburgo -bastaría con la ausencia de De Jong, aunque por acción u omisión hubo otros cómplices- los neerlandeses retornen al camino que abrió Cruyff y el fútbol vuelva a estar en deuda con ellos.

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